Medicina Biológica Vitalista

Es una forma hipocrática de hacer Medicina.

Es el modo de observar al hombre como una unidad, como un todo.

Medicina Biológica Vitalista abarca todas las dimensiones del ser: corporal, mental, vital y espiritual. Es transdisciplinaria y vertical. Es más que lo puramente individual; compromete al medio ambiente y a los valores éticos y morales.

Quienes trabajamos en la Clínica de Medicina Biológica Vitalista e integramos el equipo interdisciplinario, tenemos la misma cosmovisión. El diagnóstico abarca al enfermo y su entorno.

Es el momento de fundar una visión integradora, pues los indicadores sociales muestran una sociedad enferma; las tasas de suicidios, accidentes de tránsito, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la depresión, las enfermedades autoinmunes, la obesidad, los trastornos de aprendizaje de los niños, son evidencias más que suficientes para aceptar esta forma de ver y hacer medicina.

Los indicadores sociales, sanitarios y las últimas estadísticas, arrojan resultados evidentes e inequívocos a cerca del estado de salud de la población de nuestro país.

Inclusive los médicos son los profesionales que mueren a más temprana edad.

Siendo la salud un estado de equilibrio, el diagnóstico no es otro que el de una sociedad enferma, desequilibrada. Difícilmente sustentable para las futuras generaciones.

Creemos que es el momento de fundar una visión integral. Es decir, una perspectiva inclusiva y abarcativa para una amplia comprensión de estos problemas, que nos permita elaborar metodologías efectivas para su mejoramiento o eventual solución.

Revisando la literatura médica, vemos que esta ya era la visión de Hipócrates quien sostenía en el 490 AC que debíamos ver al individuo como una unidad indivisible, una unidad psicosomática.

El padre de la Medicina concibió la enfermedad como la pérdida de armonía a nivel ambiental, social e individual y la salud como el equilibrio entre las influencias ambientales, los modos de vida y las diferentes propiedades de la naturaleza humana, denominadas como humores y pasiones.

Podemos hacer una correlación de esta terminología asignándole a los humores el equilibrio hormonal y químico y a las pasiones la interrelación entre cuerpo y alma.

A lo largo de la historia, los sucesores de Hipócrates no hemos podido superar la profunda y amplia visión filosófica del maestro y hoy más que nunca, continua vigente y es necesario aplicarla.

Ante todo nos preguntamos de qué manera podemos nosotros, en la responsabilidad que nos cabe como médicos de llevar la asistencia a nuestros pacientes, tener esa visión de sistema sanitario integral.

Para intentar adentrarnos en la elaboración de estrategias sanitarias que ayuden a crear calidad de vida, se hace necesaria la visión del individuo en su totalidad, es decir, la visión que abarca todos los aspectos que constituyen al SER humano: corporal, mental, vital, emocional y espiritual.

Este enfoque integral, incluye tanto el conocimiento ancestral, tradicional y moderno, así como los más recientes avances tecnológicos, junto con el desafío de la interdisciplinariedad.

Siendo que cada vez hay más evidencia de la incidencia de la mente y las emociones tanto en la significación que las personas hacen de su patología como en el transcurso de su recuperación, se hace necesaria la incorporación de disciplinas de forma auténticamente integral que puedan aportar una visión integrativa del individuo, con carácter multidimensional, que pueda concebir al ser humano en lo corporal, mental, sistémico y espiritual.

¿En qué lo podemos ayudar?